Cada tendencia es una moneda de dos caras. Por cada nueva tendencia surge su opuesta, siempre en el otro extremo. Este es el caso, por ejemplo, de la globalización y del sentimiento de pérdida de identidad que esta tendencia genera. Porque a veces, parece que ser de todas partes significa no ser de ninguna.
Para aliviar esta sensación de pérdida y desconexión de los orígenes de cada uno, poco a poco algunas marcas se han ido sumando a una tendencia que lleva por nombre “Local Love”. Pero, ¿qué significa?
El Local Love es una oportunidad para las marcas de despertar el sentido de pertenencia de sus potenciales clientes ya que pueden ofrecerles una reconexión con sus orígenes, un vínculo con su identidad, algo que va más allá de la asociación a un estilo de vida porque hablamos de una forma de ser.
A continuación analizamos algunas de las fórmulas que algunas marcas han desarrollado para hacer suya esta tendencia. Ambos casos ya han sido ampliamente estudiados y comentados, por ello nosotros nos centraremos en cómo estas marcas han sido capaces de responder a la necesidad social de aliviar el sentimiento de pérdida de identidad:
El caso Moritz
La historia de Moritz es la historia de cómo llevar el sentimiento de pertenencia a otro nivel. Moritz no solo supo aprovechar su contexto geográfico y social, sino que llevó el sentimiento de pertenencia a otro nivel utilizando el contexto político de Catalunya.
El independentismo empezaba a resurgir, la sociedad catalana estaba sedienta de símbolos que representasen su identidad y Moritz les ofreció una marca fresca solo para ellos.
La clave de su éxito no residió solo en lo que decía, sino en como lo hacía. Su distribución, su comunicación y hasta su inversión en la cultura catalana con un aire contemporáneo y joven gracias al espacio de la Fábrica Moritz, la marca logró convertirse en más que una cerveza y para muchos ya es una forma de expresión de la manera de ser y de pensar catalanes.
El caso ROM
Hace unos años, una marca de chocolatinas de Rumania logró revolucionar a la sociedad rumana con una campaña de comunicación que dio mucho de qué hablar.
La compañía diseñó un packaging para su chocolatina con un diseño de una bandera americana en vez de una rumana. Esto levantó mucho revuelo de manera que ROM creó una crisis controlada que logró poner de manifiesto el apego de la sociedad a sus símbolos y el miedo a que la globalización -en este caso representada por la bandera americana- los hiciera desaparecer. Rom demostró que una marca puede ser parte de la cultura a la vez que un altavoz del orgullo nacional.
Estos casos son solo algunos ejemplos que nos muestran la importancia de encontrar nuevas formas de conectar con el público para crear relaciones a largo plazo con él. Para ello, en The Mood Project creemos firmemente que hay que mirar más allá de lo inmediato y lo cercano, hay que estar al día de las tendencias de la sociedad a nivel global y local y ser capaces de aprovecharlas para convertirnos en verdaderos compañeros de viaje de nuestro target, incluso sin salir de casa.