Nueva sesión de The Friday Sessions y nueva tendencia por explorar. Hoy descubrimos Ambient o cómo la tecnología se integra en nuestra vida cotidiana permitiéndonos estar conectados en todo momento y en cualquier lugar.
Dentro de pocas semanas llegamos al ecuador del 2013. 2013… Un par de décadas atrás, esta cifra nos habría evocado un futuro fascinante poblado por robots, coches voladores y enormes megalópolis. Pero todo acaba por llegar, y aunque los cambios son evidentes, no tenemos ni mucho menos la sensación de vivir en un cuento de ciencia-ficción. Tal vez sea porque el ser humano es un animal de costumbres capaz de adaptarse a todo. Tal vez porque no logramos proyectarnos en el momento actual y tendemos a hacerlo en un futuro remoto. Sea como sea, si lo pensamos detenidamente, nuestro día a día no dista tanto de lo que hace un tiempo pudimos imaginar. La tecnología ya condiciona irremediablemente nuestras vidas y los límites entre el mundo online y el mundo offline son cada vez más difusos.
Electrodomésticos conectados a Internet, sensores, aplicaciones inteligentes, realidad aumentada, códigos QR… Términos que, lejos de salir de una novela de Isaac Asimov, son una realidad en nuestras vidas que nos permite externalizar aquellas partes que no nos aportan valor y maximizar aquellas que más nos interesan. “¿Y si mi cafetera estuviera sincronizada con mi despertador?”. “¿Y si pudiera comunicarme con los objetos de mi casa?”. Preguntas como estas reflejan una tendencia cada vez más extendida entre unos consumidores que anhelan poder vivir en un mundo real constantemente conectado con el mundo virtual. Si la tecnología siempre ha sido el reflejo de lo que hacemos, ¿por qué no puede ser también el reflejo de lo que queremos hacer?
En la actualidad ya empezamos a notar esta integración entre lo físico y lo digital. Sistemas de domótica como Smart Things que nos permiten conectar objetos de nuestra casa a Internet para controlarlos desde nuestro smartphone o sensores inteligentes como Koubachi, que nos ayudan a cuidar de nuestras plantas enviando información sobre su estado a nuestros móviles, son solo dos ejemplos de la realidad “conectada” que nos aguarda. Otra buena muestra son las plataformas visuales; portales donde los usuarios disponen de toda su información personalizada y pueden interactuar con ella de una manera creativa y comprensible con el fin de entender el mundo que les rodea y optimizar sus acciones. En Estados Unidos ya existen empresas que entienden la necesidad de ofrecer este tipo de información directa y accionable, como Simplee, un portal que permite a los usuarios organizar y controlar la información acerca de sus seguros médicos gracias a cuadros de información y estadísticas que les ayudan a saber cuánto pagar y por qué pagar. O la aplicación Opower, lanzada con la colaboración de Facebook y el Natural Resources Defense Council, con la que los usuarios pueden conocer su consumo energético y el de sus amigos, y competir con ellos para intentar reducirlo al máximo.
Pero si hay un sector donde la convergencia entre el mundo online y el offline es más evidente, ese es el universo del Retail done los nuevos espacios de consumo evolucionan rápidamente adaptándose a un entorno flexible y ultra conectado en forma de comercios virtuales, tiendas “grab-and-go” o experiencias multi-sensoriales. Un enorme abanico de posibilidades al alcance de un público cada vez más acostumbrado a combinar la proximidad del comercio tradicional con la rapidez del consumo virtual. En 2011, la irrupción de los códigos QR revolucionaron la forma en que compramos permitiéndonos conseguir cualquier cosa en cualquier lugar. Uno de los primeros ejemplos fueron los supermercados de códigos QR que la cadena británica Tesco abrió en las estaciones de metro de Seúl, integrando el comercio virtual en espacios cotidianos.
Desde entonces, muchas otras empresas han copiado el mismo modelo en distintos lugares y se prevé que a partir de 2013 el comercio con este tipo de tecnología se convierta en una estrategia recurrente para las marcas. Otros van más allá y apuestan por otro tipo de interacción entre el mundo físico y virtual. Es el caso de Adidas y el escaparate interactivo que instaló en su tienda de Nuremberg en el que los clientes podían conectar su smartphone con una enorme pantalla táctil para conocer los detalles de los productos, crear una bolsa de la compra virtual y compartir su experiencia en las redes sociales. O los supermercados de realidad aumentada de la cadena china Yihaodian situados en grandes espacios abiertos en los que solo se puede acceder a través de la aplicación correspondiente.
Todas estas experiencias de compra son producto de una convergencia entre el mundo on y off line que rige, ya hoy, nuestros hábitos de consumo. La inexorable evolución hacia la era digital es una gran oportunidad de comunicación y de activación de valores que en TheMoodProject queremos potenciar para generar confianza y diferenciación. Porque no hace falta vivir en el guión de Blade Runner para imaginar un futuro remoto donde lo físico y lo virtual convivan en harmonía. El futuro empieza ahora y en TheMoodProject no queremos esperar.