Hace algunos meses estuve en una charlas llamadas ‘Procesos creativos’ en el Centro Conde Duque de Madrid y, me llamó la atención, que casi todos los ponentes expusieran la necesidad de realizar proyectos personales, no solo para el enriquecimiento propio sino para reflejarlo en su actividad profesional.
Por ejemplo, Diego Rodríguez, más conocido como Paranoidme, creativo y artista multidisciplinar afincado en Madrid, contaba que hay que experimentar sin límites, dedicar tiempo a los trabajos, hacerse con recursos y herramientas que le funcionan a cada uno para que el resto del trabajo fluya.
También Mikel Muruzabal, en una charla sobre fotografía, o Alex Palazzi, un diseñador gráfico y motion-grapher afincado en Barcelona al que le gusta jugar entre lo material y lo digital, comentaban que los proyectos personales son los que más creatividad aportan y son una gran puerta de entrada para proyectos profesionales.
Aunque es cierto que todos tenemos en mente que en la vida hay que hacer algo más que trabajar e intentar amar el propio trabajo, escuchar este concepto, proyectos personales, de tantos profesionales y artistas me llamó la atención. En mi opinión es fundamental que tengamos inquietudes, y llevarlas a cabo nos hace desarrollar nuevas habilidades o mejorar algunas existentes, pero no creo que haya que cerrarse a ámbitos exclusivamente relacionados con nuestra actividad profesional porque los proyectos personales no solo enriquecen los trabajos, nos enriquecen como personas y, cuanto más grandes en conocimiento y experiencia somos, más podemos aportar.
La lectura ayuda al imaginario, a empatizar y amplía el vocabulario mientras afianza la ortografía. La pintura ayuda a expresar sentimientos difíciles de verbalizar. Correr nos aporta sensación de desconexión, libertad, superación. La escalada requiere concentración, metodología, orden… Debemos sentirnos realizados con actividades que complementen nuestra personalidad, nuestros gustos, la manera de actuar. Y si eso somos capaces de aprovecharlo en nuestro trabajo seremos profesionales mucho más brillantes.
En The Mood Project potenciamos y facilitamos que el equipo tenga una vida plena, ponemos en común las actividades y aficiones de unos y otros, hacemos sesiones formativas en las que descubrir actividades, técnicas y ampliar nuestros conocimientos en nuevas áreas… En definitiva, mejorar como personas además de profesionalmente.