La clave de los retailers, sean grandes o pequeños, recae en combinar las verdades clásicas aprendidas a lo largo de los años con la integración digital
Hace pocas semanas Amazon comunicó su intención de realizar entregas de paquetería de bajo peso mediante drones (vehículos aéreos no tripulados): hacer un click desde el sofá y en media hora un pequeño avión realiza la entrega en la puerta de casa. Una propuesta muy seductora. ¡Una iniciativa increíble!
La tecnología evoluciona a velocidad vertiginosa. Palabras que hace poco sonaban a ciencia ficción como realidad aumentada, holografía, catálogos interactivos, drones, son ya elementos que las marcas tienen a su disposición para sorprender a los consumidores. Aquí os dejo un vídeo que muestra los cambios que se están dando en el proceso de compra.
Es evidente que algunos avances sólo están al alcance de las grandes corporaciones debido a su alto coste. No obstante, actualmente existen herramientas que permiten a cualquier retailer convertirse en smart-retailer sin inversiones desorbitadas. A continuación vemos los beneficios de la integración tecnológica en el punto de venta:
– Informar: cuantos más datos se proporciona al cliente, mayor es la probabilidad de compra.
Facilitémosle la comparación de precios, la visualización de comentarios de otros usuarios, etcétera.
– Sorprender: usemos sensores, dispositivos kinect, pantallas transparentes… Empleemos las nuevas tecnologías con el fin de comunicar mejor el producto y/o hacer que la experiencia en la tienda sea única.
– Eliminar barreras: en una era en la que el tiempo de espera del consumidor se mide en clicks, la tienda debe evitar momentos de espera incorporando cajas de auto-pago o apps que permitan al cliente pagar a través de su móvil, por ejemplo.
– Personalizar la experiencia: la tecnología proporciona a los retailers información muy valiosa referente a sus clientes, básica para ofrecer a cada momento contenidos relevantes y únicos.
La conclusión es que tanto para los grandes retailers como para los pequeños, la clave recae en combinar las verdades clásicas aprendidas a lo largo de los años con la integración digital. Una buena combinación de estos elementos permitirá a todo aquel que se lo proponga hacer lo que verdaderamente es importante: atender a los clientes cada vez mejor, transmitir confianza e incrementar la fidelidad a la marca.