El otro día un compañero me contaba que cuando su madre tocó por primera vez su iPad exclamó “¡Por fin alguien ha acabado con el infernal mouse!” y una gran sonrisa de felicidad llenó su cara. Y es que desde la aparición de los smartphones, las pantallas táctiles y demás avances tecnológicos, nuestro acercamiento a la tecnología se ha vuelto muchísimo más intuitivo: ya no solo tenemos dispositivos táctiles sino que conversamos con Siri, nos vibra el pulsómetro para indicarnos que hace 2 días que no salimos a correr o la cámara trasera del coche nos da pistas sonoras de lo mal que estamos aparcando.
El avance de las interfaces abre un nuevo horizonte de oportunidades para las marcas.
La famosa foto de Zuckerberg entrando en abarrotada la sala del MWC avecinaba que estamos muy cerca de pasar de lo intuitivo a lo natural. Aparecen nuevas formas de pago, revolucionarias empresas que cambian sectores; en lo que queda de 2016 y en 2017, veremos cómo las Hololens de Microsoft cambian nuestra forma de trabajar y de compartir, también la forma que tenemos de percibir el mundo y la tecnología. Durante los próximos meses tendremos casas más inteligentes que nunca, podremos conducir nuestro coche mientras nos proyecta la ruta y hacer llamadas e incluso nuestro coche se conducirá solo. Lo que hace menos de 30 años nos parecía ciencia-ficción empieza a ser una realidad que el usuario demanda porque está preparado y que la tecnología permite porque ha avanzado lo suficiente.
Estamos viendo cómo aparecen nuevos modelos de negocio basados en aplicaciones. Pequeñas startups están desbancando a grandes empresas porque su enfoque está 100% centrado en facilitar la vida al usuario y en emplear la tecnología de la forma más simple y más cercana posible. ¿Qué podemos aprender de ahí o aprovechar como marcas?
1. Estar en el contexto adecuado: en un mundo donde se tocará y se sentirá a miles de kilómetros de distancia, las marcas tienen la oportunidad de formar parte de las vidas de sus clientes a todos los niveles. Podemos ser realmente relevantes en sus vidas a base de facilitárselas.
2. Llamar su atención de formas completamente nuevas: si además de estar donde está el usuario, algo que ya aprendimos con las redes sociales, somos capaces de sorprenderles, somos capaces de cruzar los datos que tenemos de ellos y avisarles en el momento más adecuado y por la vía sensorial que mejor les vaya, sin duda triunfaremos. Como marcas, debemos dirigirnos a ellos por vía de estos caminos a los que se están acostumbrando.
3. Facilitar, facilitar, facilitar: hemos pasado ya del PIN a la huella dactilar, de tener que teclear todos los números de nuestra VISA a que nuestro móvil la recuerde… El usuario se está acostumbrando a la facilidad en el pago. ¿Podemos facilitarles aún más este paso? Los avances de Alibaba y otros para pagar y desbloquear el móvil solo con el reconocimiento facial nos enseñan que aún puede ser más fácil. Como marcas se nos empezará a exigir que simplifiquemos la vida de nuestros consumidores, si un proceso se puede hacer con un click o con ninguno, tendremos que esforzarnos porque así sea.
Como siempre, las marcas que estén en consideración por parte del usuario serán aquellas que sepan integrarse en su vida, que realmente tengan sentido dentro y que sean facilitadoras. Una marca fuerte es aquella que no solo es relevante ahora sino que está viva y revisa constantemente cómo seguir siendo relevante para su público. ¡Sé natural, valiente e intégrate en la vida de tus usuarios!