En la actualidad las marcas ya no se quedan con simples logos que las representen. Buscan sistemas, identidades que hagan que cada uno de los productos y aplicaciones de la marca se relacionen rápidamente con ellas.
Desde hace relativamente poco, está en auge la búsqueda de logos que se adapten a todas las plataformas. No solo que sean “responsive”, sino que interactuen con el usuario y con las diferentes aplicaciones. Un ejemplo muy adecuado es el rediseño de la identidad y el manual para aplicarla del Whitney Museum of American Art realizado de manera conjunta por el estudio Experimental Jetset (Amsterdam) y el equipo interno de diseño del propio museo con el concepto de “Responsive W”.
La W, surgida de una linea que cambia al moverse el punto de perspectiva, es el símbolo sobre el que se apoya el logotipo y a la vez una cuadrícula flexible donde es posible colocar, además, cualquier elemento tipográfico que acompañe al identificador principal “Whitney”. Una flexibilidad limitada, dado que las variaciones de la W están predeterminadas para evitar desajustes visuales y que todas las piezas puedan respirar con garantía. Vemos un mundo de posibilidades en el desarrollo de la identidad que permite ir generando propuestas distintas pero conservando particularidades que se asocian a la marca. El largo recorrido está asegurado.
Otro ejemplo es el logo de Oi, es la mayor operadora de telecomunicaciones de Brasil, una de las primeras identidades corporativas flexibles (el logo cambiaba de forma) creada por Wolff Olins hace 15 años. Hoy ha vuelto a meter mano para dar a la marca un rediseño sutil pero potente, que incluye un generador de logos que cambia de color y de forma en función a diferentes sonidos que emita el cliente.
Wolff Olins se asoció con el estudio de arte y diseño digital Onformative para desarrollar el concepto del generador de logo. Construyeron un software a medida que permite que cualquier pueda animar el logo mediante sonido: hablándole, gritándole, aplaudiéndole, tocando música… y entonces guardar su propia versión única basada en el sonido que han emitido.
Magnífico ejemplo de cómo se puede evolucionar una identidad, manteniendo su esencia pero refrescándola y haciéndola sentir nueva y actual. Han pasado 15 años desde que se lanzó y Oi tiene claro que su marca es un proyecto a largo plazo, porque si se cuida y se trabaja, no tiene por qué cansar ni aburrir. Es además un ejemplo perfecto de cómo las nuevas tecnologías generan nuevas posibilidades en el ámbito de la identidad visual corporativa.
Así pues la marcas con identidades flexibles y logos adaptables consiguen infinidad de aplicaciones y que estas sean más perdurables, que sean marcas fuertes, además de darle una estética muy reconocible y que gracias al manual de marca, pueda ser aplicada por cualquier diseñador gráfico en la posteridad.