Philadelphia, año 1979, varios días consecutivos, al amanecer. Un hombre. Chándal gris, Converse negras, gorro azul marino, manos vendadas. Las vías del tren, el mercado italiano, el río Schuylkill y los astilleros son testigos de la carrera incesante del hombre. ¿Os situáis? Si no es así, sigamos: la carrera termina cuando, de manera triunfal (cámara lenta incluida) el susodicho sube las escaleras del Museo de Arte de la ciudad guiado por el Gonna Fly Now de Bill Conti. ¿Tampoco? Última y definitiva pista: el nombre del hombre es Rocky Balboa y el objetivo de esas carreras es prepararse y sacar lo mejor de sí mismo para afrontar su combate con el temible Apollo Creed.
Y atención, ¡spoiler! Un combate que ya tiene un vencedor para todo el mundo salvo para Rocky, que gracias a su esfuerzo y su espíritu ganador consigue darle la vuelta a la tortilla y, contra todo pronóstico (y con más cámaras lentas incluidas), llevarse el título de campeón .
Y diréis: ¿qué tiene que ver esto con el branding? Pues mucho.
Las marcas, al igual que Rocky, afrontan retos constantemente: ¿Mi público me percibe como quiero ser percibido? ¿La experiencia que les proporciono a mis usuarios refleja realmente lo que quiero ofrecer? ¿Mi tono y mensajes conectan con la gente? No consigo mantener a mis empleados… ¿cómo puedo retener el talento? Quiero crecer…¿pero hacia dónde y cómo crezco?
Para poder hacer frente a estas cuestiones el mejor camino es prepararse a conciencia para convertir estos retos en oportunidades reales, tal y como le pasó a Balboa.
Y es aquí donde entra nuestro amigo el branding.
El branding consigue preparar y entrenar a las marcas para el futuro. Para ello, se encarga de encontrar aquello que hace única a cada marca para sacarles todo su potencial y convertirlas en marcas fuertes capaces de salir a ganar en todas las ocasiones. En resumidas cuentas: cuánto más entrenadas están las marcas, mejor.
Así como Rocky cada día sale a correr y realiza acciones muy concretas para progresar, las marcas deben hacer lo mismo: definir muy bien lo que son, en qué valores creen. Por eso, en The Mood Project tenemos una metodología que define, entre otros, la visión, el posicionamiento, el público y la experiencia que ofrecen las marcas a las personas.
Así que si eres de esos que quiere crecer y avanzar y que no se pone límites, adelante. No te cortes, ponle las zapatillas a tu marca (el chándal gris no hace falta) y ponla en forma con una buena sesión de Friendly Branding.