Abro hilo.
Así comienzan las historias en la era de Twitter. El nuevo “Érase una vez…” que nos abre la puerta a los relatos más increíbles. La posibilidad de encadenar un tuit tras otro ha abierto un mundo de posibilidades para contar historias. Lo que parece una contradicción para la red de microblogging, donde la brevedad es una virtud.
Hilos donde se cuentan situaciones reales como “El chino, la señora y las plantillas robadas” o “La madre que se perdió en el metro” han trascendido el medio y se han convertido en auténticos virales que han calado en el imaginario popular.
Twitter nos ha descubierto a contadores de historias inusuales que manejan de forma magistral el tono y el ritmo que necesita un buen relato. Aportan giros en la narración donde la realidad parece que supera a la ficción y siempre cuenta con un desenlace que provoca la risa del lector. Son historias que se leen rápidamente, microrrelatos autobiográficos que amenizan los tiempos de espera del bus o los trayectos en metro.
Y aprovechando este tirón, muchas tuit-stars han contado historias de ficción en formato hilo. Uno de los últimos ha sido el caso de Modesto García y su relato sobre un crimen sin resolver. Bajo un seudónimo y con un gran manejo del Photoshop y el storytelling (implicando a la cuenta oficial de Twitter de la Policía Nacional) nos metimos en una historia intrigante.
Pero el primero de todos los relatos, el que abrió la veda y nos tuvo enganchados el verano pasado fue Manuel Bartual y sus extrañas vacaciones. Durante casi una semana, los tuiteros seguimos las peripecias de Bartual en su hotel donde se encontraba con una versión “malvada” de sí mismo. La estructura de la historia, sus giros y la participación de otros tuiteros famosos y personajes de la cultura en general desembocó que fuera el gran acontecimiento del año.
Ambos ejemplos tienen un punto en común: se contaban como si fuesen historias reales y no se desvelaba ese carácter de ficción (o invent, hablemos con propiedad tuitera) hasta el final. Aunque muchos pudiéramos sospechar a mitad del relato de lo irreal de todo, ya no importaba, porque querías seguir sabiendo mucho más. Porque en el fondo nos encantan las grandes historias, sin importar si es un libro o 240 caracteres de Twitter.
Y las marcas ya ven en estas historias una manera de hacer branded content diferente. De utilizar las redes sociales no solo para generar una conversación con sus seguidores, sino para contar su propia historia y mantener a la audiencia enganchada.
Siguiendo con Bartual, nos encontramos con un ejemplo de ese uso por parte de una marca. Loterías aprovechó el Sorteo de Navidad para contarnos una historia navideña en formato hilo que fue recibido por la red con tibieza, ya que había perdido la frescura y espontaneidad inicial que tenía el primer relato del autor.
El ejemplo de Loterías debe servir a otras marcas para utilizar este recurso de storytelling con inteligencia, buscando la autenticidad y la naturalidad, siendo creativos y sin perder la propia personalidad de la marca.
Fin del hilo.