Identidad Visual

La imagen que proyecta tu marca

La próxima vez que salgas a dar un paseo por cualquier lugar, observa detenidamente a las personas que te rodean, prestando especial atención a las múltiples combinaciones de peinados, prendas de ropa, complementos, joyas, tatuajes, maquillaje y el resto de elementos que conforman sus outfits.

Es más que probable que si haces este ejercicio y analizas en detalle estas variables, de manera inconsciente, acabes imaginando cómo es cada una de las personas a las que estás evaluando. Porque no importa si escogemos de manera consciente o inconsciente nuestro atuendo, es inevitable que nuestra imagen lance un mensaje al mundo más o menos afinado sobre nuestra personalidad y quiénes somos.

De manera similar, la identidad visual de una marca es el conjunto de prendas y otros complementos con los que sale a pasear al mercado y que, irremediablemente, acaban proyectando al mundo una imagen que se acaba transformando en una percepción concreta sobre ella. Ahondemos ahora en su definición técnica.

¿Qué es la identidad visual?

La identidad visual, en pocas palabras, es la traducción de los significados estratégicos de una marca a códigos visuales. Su objetivo es transmitir su esencia a través de dichos elementos y generar una conexión emocional con el público a través de lo que se ve y lo que se toca. Por eso, para hacer esto realidad, necesitamos una serie de elementos que van más allá de un logotipo: colores, tipografías, estilo fotográfico, ilustraciones y otros tantos aspectos gráficos y técnicos son igual de fundamentales para crear y estrechar lazos reales con las audiencias.

Tomemos el ejemplo de Apple. Su identidad visual evoca innovación, diseño, clase, simplicidad y excelencia. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en la limpieza y orden de sus materiales, en la elegancia de sus tipografías o en la selección cuidadosa de texturas de cada cajita que envuelve sus productos. Si Apple tuviera una identidad visual caótica y recargada, existiría una disonancia entre el posicionamiento que quiere lograr y la percepción que finalmente se acaba creando en la mente de las personas, ¿verdad?

¿Cómo se diseña un proceso de identidad visual?

Diseñar los patrones de las prendas que vestirá tu marca o pensar qué peinado es mejor para salir a comerse el mundo no es cuestión de modas; lo importante, en este caso, es hacerlo todo a medida:

  1. Definir los significados estratégicos a proyectar:La base inamovible de la identidad visual. Estos incluyen aspectos como la visión, el propósito o el posicionamiento de marca.
  2. Traducirlos a principios de diseño:Aún en un plano teórico pero desde otro prisma, establecemos la dirección visual que mejor refleje dichos significados.
  3. Investigar y recoger referencias inspiradoras:Exploramos cualquier canal a nuestra disposición para inspirarnos y dar con puntos de anclaje que nos permitan crear un lenguaje visual común.
  4. Desarrollo creativo-estratégico:El momento de la verdad. Generamos diferentes líneas de trabajo que respondan tanto a los principios de diseño como a las referencias para darles vida y movimiento.
  5. Ajuste técnico:Una vez clara la línea a seguir, afinamos grosores, garantizamos la visibilidad de los colores escogidos en todos los entornos, damos los últimos toques a los parámetros del estilo fotográfico, etc. para redondear la propuesta en todos los sentidos.
  6. Brand Book:Todo lo anterior queda estrictamente parametrizado y normalizado para garantizar la aplicación consistente de la identidad visual en todos los puntos de contacto.

Cómo la identidad visual impulsa tu marca y tu negocio

La identidad visual es una de las herramientas más potentes con las que cuenta una marca para hacer tangible y compartir su razón de ser. Esto lo hace creando un universo propio, diferencial y memorable en el que las audiencias pueden sumergirse, abriendo la puerta a que entren en su mundo a través de la vista y el tacto.

En cuanto al negocio, la identidad visual contribuye a que una marca adquiera una forma concreta en la mente de las personas, pasando de ser una simple idea etérea a algo material y reconocible. Esta materialización, cuando está bien alineada con su posicionamiento estratégico, genera una conexión instantánea entre los clientes y la marca en el momento en el que surge una necesidad que esta pueda cubrir (incluso aunque no la conozcan de antemano).

Por ejemplo, imagina un padre de familia que un jueves por la tarde, después de trabajar, acude a un supermercado para buscar un snack saludable para su hijo. Cientos de propuestas le hablan desde los lineales pero, en general, se encuentra con dos extremos diferenciados: por un lado, un conjunto de marcas con tipografías grandes y divertidas, ilustraciones de dibujos animados y colores vivos y, por el otro, una serie de marcas con tipografías más contenidas, colores pastel e ilustraciones amables e infantiles de los ingredientes que contienen los snacks. Clic. La identidad visual ya ha hecho su trabajo.

Vayamos ahora al mundo B2B. Un directivo de una empresa está evaluando la web de una serie de consultoras financieras porque quiere aportar perspectivas nuevas a su empresa. Analiza dos: por un lado, una consultora que cuenta con tipografías con serifa, colores sobrios, cuerpos de texto milimétricamente ordenados, transiciones y animaciones suaves e imágenes que transmiten la alta profesionalidad de su equipo encorbatado. Por el otro, una consultora con tipografías bold de gran tamaño, colores contrastados, animaciones con ritmo potente e imágenes de un entorno y un ambiente de trabajo fresco y moderno. Clic. La identidad visual ha vuelto a hacer su trabajo.

Y es que ahí reside su importancia: en aquellos momentos en los que los clientes deben tomar decisiones, muchas veces sin conocernos, es capaz de actuar como una garantía que avala que lo que ven es lo que se van a encontrar una vez prueben o contraten nuestro producto y servicio. En los ejemplos anteriores, esos códigos han permitido que estas marcas puedan transmitir fácilmente su aproximación dentro de su categoría y, por lo tanto, han contribuido a diferenciarlas e inclinar la balanza a la hora de generar una venta o provocar una llamada en el momento en el que han entrado en contacto con la persona adecuada.

Viste a tu marca con lo que la representa

Ahora que ya hemos repasado toda la teoría, volvamos a las pasarelas para concluir este artículo. De la misma manera que algunos atuendos permiten intuir, por ejemplo, qué tipo de música o qué aficiones tiene una persona, la identidad visual de una marca puede ser fundamental para proyectar lo que defiende y lo que ofrece siempre y cuando esté en sintonía con sus significados estratégicos. Vamos, que no es solo una cuestión de parecer; es una cuestión de ser lo que pareces. Cuando esto es así, cada color, forma o textura actúa como una prenda genuina de la marca que es capaz de crear un impacto instantáneo tanto a la hora de generar interés, confianza y preferencia como en el momento de convertir todo eso en una compra o un contacto. Por lo que sí, no lo dudes, viste tu marca con lo que verdaderamente la representa.

¿Cómo podemos ayudarte?

En The Mood Project, entendemos que la identidad visual va mucho más allá de un simple logotipo bonito. Es un proceso estratégico que requiere un profundo conocimiento de tu marca y de tu mercado. Nuestro equipo de expertos en branding te acompañará en cada paso, desde la definición de la estrategia de marca y los principios de diseño hasta la creación de un BrandBook que defina tu identidad visual de una forma coherente, clara y fácilmente aplicable.

Contacta con nosotros y descubre cómo podemos ayudarte a construir una identidad visual que impulse el crecimiento de tu negocio. Síguenos en nuestras redes sociales para más conocimiento sobre el mundo del branding y no olvides suscribirte a nuestra newsletter para recibir las últimas novedades directamente en tu bandeja de entrada.

7 de noviembre de 2024

Autor: Adrián Sanz


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