Podría arrancar este post diciendo que no hay nada mejor que poder ir a tomar unas cañas con tus empleados. Todos sabemos que eso, a parte de situarles a ellos en un compromiso (“ya me ha tocado otra vez y ni me gusta la cerveza”), no da ningún fruto ¡y menos si no se le da cierta continuidad! Lo cual también puede acabar con un problema con el alcohol nada recomendable.
Si queremos que nuestro employer branding funcione y sea realmente efectivo hay 5 principios a seguir que nos ayudarán:
1. Son personas, no solo trabajadores, y yo también lo soy
Tender a despersonalizar las relaciones laborales es un error. Suena a tópico decirlo, pero pasamos más horas en el trabajo que con nuestras familias. Así pues, cuando definimos nuestro employer branding debemos partir de la base de que nuestro mayor activo y nuestro objetivo son las personas. Cada una con su pasado, con su contexto y con sus planes de futuro. Nuestro employer branding debe comprender que todos tenemos sueños, proyectos y compromisos fuera del entorno laboral. Parte de la base de que eres humano. Ellos también lo son.
2. Define un estrategia
Igual que para tu marca, para tener un buen employer branding es necesario reflexionar acerca de los objetivos que quieres conseguir, alinearlos a los objetivos de negocio y crear una estrategia acorde. Las cosas no se consiguen de un día para otro, date un plazo y define las fases y tempos de implementación de tu plan. Para mí, las fases son: analizar, construir, transmitir, absorber y vivir la cultura corporativa. Y a partir de ahí, seguir siempre en bucle transmitiendo, absorbiendo y viviendo. La cultura corporativa se crea y se cuida día a día, ¡como las plantas!
3. Mírate al espejo sin prejuicios, te gustará lo que ves
Todos querríamos ser Google (o lo que desde fuera entendemos que es el gigante tecnológico), pero en realidad ya lo somos. Me he encontrado con muchos clientes cuya mirada crítica y “visión desde dentro” no les permitía ver lo potentes que son sus organizaciones en realidad. Muchas veces, la subjetividad nos impide valorar aquello que realmente estamos haciendo bien. Tu cultura corporativa está en realidad ahí, latente, respira por sí misma. Mirar hacia fuera y querer ser Google está bien, pero tú tienes tu propia personalidad y lo mejor es hacerte un traje a medida. Trata de analizar tu cultura corporativa actual de una forma objetiva y dedícate a ordenarla y pulirla, es un diamante en bruto.
4. Somos un equipo
Aprovecha tu mejor capital. Te propongo que definas los tipos de perfil que tienes: seguro que hay personas en tu organización que serían magníficos embajadores de la cultura corporativa porque es su estilo de vida, porque realmente comulgan con ella. Trata de establecer un mapa no jerárquico si no de empatía con el branding interno y define quiénes te pueden ayudar a empujar a toda la organización hacia donde la quieres ver. Haz que no solo reciban mensajes sino que sean también transmisores, eso acelerará mucho el proceso y permitirá que pronto reméis todos juntos hacia el mismo lugar.
5. Ser consecuentes con nuestra marca
La marca, nuestra bendita marca. La marca es el faro de tu organización. Los valores de marca deben ser el sustento de tu cultura corporativa. Y la promesa de marca, la razón de ser del equipo. Si tu marca está alineada a la visión de negocio y la cultura corporativa que defines es coherente y consecuente con la marca, ¡tienes gran parte del trabajo hecho!
Las marcas se construyen de dentro hacia a fuera, tus empleados son tus primeros embajadores, son los que podrán hablar de la empresa en primerísima persona y con mayor conocimiento de causa. Alinea tu employer branding a la marca y tendrás la mejor publicidad del mundo, el testimonio de todos los que la viven cada día.
Y, ahora sí, además puedes irte a tomar unas cañas de vez en cuando con el equipo y animarles a que lo hagan sin ti… ¡los momentos de sosiego también son buenos!