Agendas de ministro, vidas sociales cada vez más exigentes, horarios imposibles… ante esta vorágine cotidiana en la que nos encontramos inmersos, son muchos los que intentan escapar viviendo experiencias únicas. Las marcas han sido las primeras en darse cuenta de esta necesidad y muchas han entendido la importancia de ofrecer experiencias irrepetibles en sus puntos de venta. Una situación que se traduce en el crecimiento exponencial de las denominadas tiendas insignia o flagship stores en las principales capitales del mundo.
Seguro que el término os resulta familiar. De hecho, el concepto no es reciente pero no deja de evolucionar a medida que aparecen nuevas necesidades de compra. Entonces ¿qué es exactamente una tienda insignia?
El principal objetivo de este tipo de tiendas es el de crear un vínculo emocional con el cliente convirtiéndose en una poderosa herramienta de gestión y comunicación de la marca. Desde la imagen de la fachada hasta la cuidada atención al cliente, todos los detalles pretenden transmitir los valores enseña de la marca consiguiendo incrementar sus ventas. Así mismo, algunas marcas convierten este tipo de establecimiento en auténticos laboratorios con el fin de probar nuevos productos o como estrategia para conocer las reacciones de consumidores en nuevos territorios de implantación.
Otro de los objetivos de este tipo de establecimiento es el de ofrecer una experiencia multi-sensorial capaz de aportar un valor añadido a los productos y sorprender a los consumidores. Compre o no, el cliente vive la marca desde dentro de una manera completamente distinta en lo que se empieza a conocer como “tercer espacio”; un espacio de ocio que reúne cultura, arte entretenimiento y compras. Situadas de forma estratégica en zonas comerciales muy concurridas, las tiendas insignia son mucho más que un espacio minorista. Sin embargo, muchas veces suelen convertirse en un verdadero desafío para las marcas ya que el coste de inversión de este tipo de establecimiento suele ser elevado y requiere un gran número de visitantes. No existe una fórmula que garantice su éxito pero si se pueden minimizar riesgos con la selección de un buen local y el diseño de un buen concepto.
Nos encontramos en la era de las experiencias. Un contexto donde los consumidores quieren dar un paso más allá en su relación con las marcas descubriendo y explorando historias y productos que les aporten algo más que una simple satisfacción consumista. Las tiendas insignia dan respuesta a esta nueva necesidad de interacción directa entre marca y cliente combinando estética con elementos experienciales. Es el caso de la tienda de Apple en NY, Starbucks en Amsterdam o Alfred Dunhill en Londres. Todas ellas han logrado convertirse en un referente indispensable para sus respectivas marcas y hasta han conseguido reconocimiento turístico internacional.
Fuente: http://www.applefans.es/2010_10_01_archive.html
Fuente: http://www.wallpaper.com/design/starbucks-launches-a-coffee-laboratory-in-amsterdam/5674#59990
Fuente: http://www.dunhill.com/the-homes/london/#the_barber
La cultura y el espíritu de una marca se crean a lo largo de los años a través de sus productos y de su discurso publicitario. Las flagship stores deben representar esos valores y convertirse en un reflejo de su notoriedad. Así, solo las marcas con una imagen potente deberían apostar por este tipo de negocio. Porque no se trata de una fórmula indispensable para conseguir el éxito sino de la consecuencia lógica del éxito ya cosechado.