En un contexto de crisis y con el poder adquisitivo aún por los suelos, las shopping experiences o experiencias de compra recobran sentido como estrategia de marketing para captar la fidelidad de los clientes.
Desde que el mundo es mundo, el proceso de compra ha despertado en nosotros sentimientos encontrados. Desde la sorpresa, hasta la empatía, pasando por la indiferencia o el rechazo; cada vez que se encuentra delante de un producto, el consumidor experimenta reacciones distintas que determinarán su decisión de compra. En un contexto cada vez más saturado de productos y servicios similares, la experiencia de compra se ha convertido en un elemento vital para las marcas que quieran diferenciarse de sus competidores.
Ir de compras es un placer indiscutible; un momento de ocio y de relax al alcance de casi todo el mundo, de una u otra forma. Los consumidores así lo entienden y por eso buscan vivir experiencias en las tiendas que les seduzcan y les sorprendan más allá de la calidad de los productos, que ya dan por hecha. Para lograrlo, las marcas deben cuidar al máximo sus puntos de venta convirtiéndolos en auténticas herramientas multisensoriales con las que poder conectar con sus clientes de una forma única e irrepetible. Sin duda, uno de los recursos más potentes con los que cuentan.
Uno de los ejemplos más claros de firmas que han sabido generar una experiencia de compra totalmente diferenciada son las tiendas Abercrombie&Fitch. Con un ambiente sobrio, música intencionadamente alta y dependientes salidos de un catálogo de modelos, la marca americana ha forjado una imagen sólida e inimitable capaz de atraer a miles de consumidores. Starbucks es otro buen ejemplo de la importancia de una buena experiencia de compra. ¿Es acaso el café de la cadena americana excepcional? ¿O tal vez la gente acude a sus cafeterías por otra razón? La respuesta es simple: desde el principio, Starbucks ha querido convertir sus establecimientos en un espacio de ocio y relax donde el cliente pueda tomarse un café como lo haría en el salón de su casa. Cómodos sillones, música agradable, decoración acogedora, atención personalizada… una fórmula de éxito copiada por muchos que ha logrado cautivar a medio mundo dejando en segundo plano el producto (para muchos, nada excepcional) en detrimento de la imagen de la marca.
Los consumidores ya no están dispuestos a entablar relación con tiendas aburridas, pasivas, sin opción a interacción. Es momento de cuidar y mimar a sus clientes ofreciéndoles experiencias de compra memorables que dejen huella en su mente y en sus corazones. Solo así podrán hacerse con su lealtad a largo plazo y ganarles a sus competidores la batalla de la diferenciación.
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