¿Cuántas vidas de diseñadores habrá salvado Pantone a día de hoy? Y es que, desde que sacó su primera paleta cromática en 1963 ha evitado millones de dolores de cabeza. Gracias a su sistema de identificación, comparación y comunicación de los colores y tonalidades, es considerada una marca con entidad y personalidad propia que crea tendencias.
Como bien sabemos, no es ningún tópico eso de que los hombres distinguen menos colores que las mujeres, ya que cada persona individual reconoce el espectro de colores de una manera ligeramente diferente. Y esto lo vemos sin ir más lejos en la famosa imagen del vestido que se hizo viral el año pasado en internet: algunas personas veían el vestido de color negro y azul mientras que otras pensaban que era dorado y blanco. Es un ejemplo extremo pero ilustra lo fácil que es para que las personas no se pongan de acuerdo en algo tan básico como son los colores.
Por eso, Pantone ha creado un sistema cromático que a día de hoy es el más reconocido en las artes gráficas debido a su gran abanico de muestras de color. Sin embargo, aunque asociemos el color al diseño y a la pintura, su presencia en todos los aspectos de nuestras vidas es muy importante. Y Pantone lo sabe.
Por eso, la marca movió ficha en 2010 con una nueva estrategia en la que su objetivo es conectar con su público, lanzando multitud de objetos basados en los particulares rasgos que identifican a la marca. Lejos del aburrimiento y de lo esperado, Pantone ha creado un nuevo universo en el que ha sabido aprovechar al máximo la multitud de posibilidades que pueden ofrecer.
Dentro de este universo podemos encontrar colaboraciones en moda. El primer caso fue en verano de 2010 con el lanzamiento de la línea de relojes Pantone Swatch y, un par de años más tarde, veíamos la colección de David Delfín de primavera/verano que sorprendió con prendas de ropa fabricadas con muestras de tela de Pantone.
Un poco más tarde, en 2014, abrió su primera pop up store en Nueva York, seguida unos meses más tarde por su boutique en París, donde podemos encontrar todo tipo de prendas tanto para mujer como para hombre. Y claro, ahora que viene el verano, la paleta de colores de Pantone ha querido vestir chanclas y sandalias para que este año llenemos de color nuestros días.
Sin embargo, Pantone ha querido llegar más allá con la puesta en marcha de puntos de venta efímeros en los que podemos encontrar cualquier tipo de producto imaginable, siempre firmado con la personalidad de la marca. Tanto en estas pop up stores como en su página web, podemos encontrar desde cajas metálicas, sillas, bicicletas, fundas del teléfono, bolsos, velas y un sin fin de productos que llenarán nuestra vida de color.
Pero todo esto no parecía suficiente, ya que en ese mismo año nos sorpendió con el Pantone Boutique Hotel Brussels, un hotel diseñado por Michael Penneman y Olivier Hannaert que ha revolucionado el mundo de la hostelería en pleno centro de Bruselas. Este hotel es una adaptación de la marca que va más allá de lo visto hasta ahora: ofrece una experiencia única por medio de los colores y las emociones, que despertará todos los sentidos a través de una amplia gama de placeres visuales. Cada piso está iluminado por diferentes colores y las habitaciones tienen ese toque de color sobre el blanco inmaculado de sus camas y paredes.
Y pronto podremos decir que tenemos Pantone hasta en la sopa, porque la marca también ha apostado por el mundo culinario ya que, Pantone también ha querido llevar su paleta cromática a los alimentos. Aquí podemos encontrarnos tabletas de chocolate Pantone y la “Beertone”, una guía de cervezas brasileñas que combina dos grandes pasiones, la cerveza y el color. En cada página se puede encontrar una cerveza diferente, con la información del producto.
La guinda de este pastel es la cafetería efímera abierta un año después del Pantone Hotel, esta vez en la ciudad de Monaco, en la que ofrece una experiencia de retail totalmente rompedora a través de su identidad visual. Bajo la etiqueta de “Taste Colors” Pantone ofrece una extensa carta de bebidas y comida, desde cafés, zumos, dulces o sándwiches.
Así, poco a poco Pantone ha conseguido crear una marca fuerte y divergir en su plan de negocio realizando diferentes actividades y aproximándose al día a día de sus consumidores, ofreciéndoles una experiencia de marca brutal. ¿Qué será lo próximo con lo que nos sorprenda Pantone?