Naming

Como has visto, es importante entender que el nombre no es solo un simple adorno, sino que es el primer contacto que las personas tienen con tu marca. Así, es fundamental darle la importancia que merece para que, desde el principio, comience a explicar quién eres de manera clara. Y es que cuando logras que el nombre esté alineado con la razón de ser de una marca, este es capaz de convertirse en el mejor anticipo de la experiencia que vas a vivir con ella.

Aún así, no solo debemos hablar de percepción: un buen nombre puede tener un impacto directo en el negocio. De hecho, un nombre adecuado es capaz de actuar como el filtro más directo posible a la hora de segmentar las audiencias, ya sean consumidores o talento.

Por ejemplo, imagínate que eres un abogado buscando un nuevo lugar en el que evolucionar profesionalmente y te llegan dos ofertas: una de McMillan, Ferguson & Associates y otra de Lawyerfy (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia); es evidente que, si han hecho bien su trabajo, solo a través del nombre te están ofreciendo dos propuestas de valor bien distintas: la primera, un entorno de trabajo más clásico, serio y donde el rigor profesional es indispensable; la segunda, en cambio, probablemente se trate de un bufete de nueva generación en el que prima la flexibilidad, las nuevas tecnologías y el equilibrio laboral-personal.

Y ahí es donde reside el poder del naming, porque esto no va de que sepan cómo te llamas y ya, esto va de que el nombre sea capaz de atraer, generar interés y conectar de manera fácil con aquellos consumidores y profesionales que se identifican verdaderamente con tu manera de entender la vida y, por lo tanto, son más susceptibles de quedarse contigo más tiempo si lo que encuentran una vez acuden a ti es capaz de cumplir sus expectativas (lo que puede impactar positivamente en los resultados a largo plazo de tu negocio).