El pasado Viernes 7 de octubre aterrizó en Barcelona una nueva edición de TEDxBarcelona. Allí acudimos, como ya es tradición, expectantes e ilusionados por escuchar lo que los ponentes nos iban a contar sobre un concepto la mar de interesante: limitless. Sin límites. Sin barreras. Sin fronteras. Dejar volar la imaginación para encontrar soluciones. Marcas que sueñan para avanzar.
De la mano de Ignacio Solano vimos el uso de los jardines verticales para enverdecer las ciudades; Miquel Ramis nos llevó al pasado para hablarnos de la construcción del futuro; Nuria Conde nos sumergió en el mundo de los biohackers; Josep Marlés nos enseñó a ahorrar energía a través de los cambios de hábitos; Ivan Ostrowicz nos mostró las ventajas del aprendizaje personalizado; Antonio Acín nos desveló las posibilidades de la física cuántica en nuestro día a día y, por último, José Luis Adserías nos descubrió la importancia de la improvisación. Además, se abordaron temas de movilidad y accesibilidad a través de las tres propuestas que optaban al TEDxAwards: mapp4all (ganadora), sommobilitat y vadebike.
Como podéis ver, las charlas gravitaron alrededor de la innovación cotidiana. De cómo el ser humano genera ideas constantemente con el objetivo de revolucionar el mundo que nos rodea para mejorar nuestro día a día.
No importa el campo en el que nos encontremos, siempre hay y habrá espacio para mejorar y eliminar obstáculos.
Ahora (redoble de tambores) llega el momento de meternos en materia. Cojamos limitless y llevémoslo al mundo de las marcas. En The Mood Project somos así de curiosos.
Lanzo un par de preguntas y analizamos: ¿existen limites para las marcas a la hora de definir sus próximos pasos? O dicho de otra forma, ¿qué significa limitless para una marca?
Sabemos que una marca, idealmente, siempre tiene que operar en base a unos valores concretos que la definen y dar respuesta a una propuesta de valor. ¿Son entonces, paradójicamente, sus valores sus límites? Los valores hacen referencia directa a los ideales de la marca. Son la verbalización sintética de aquello en lo que cree. De esta manera, parece poco lógico que cualquier paso que dé la marca no tenga en cuenta aquello que la hace única y genuina, ¿no?
Si echamos un vistazo al mundo real, nos encontramos, por ejemplo, con Patagonia y Dove. Patagonia tiene como valor la sostenibilidad del medio ambiente y Dove la belleza natural de las mujeres. Y así nos lo hacen saber en cada movimiento que hacen.
De este modo, podríamos decir que los valores y la propuesta de valor no son límites, sino todo lo contrario, son generadores de oportunidades, la hoja de ruta o el faro que guía a las marcas en su camino hacia el progreso. Es decir, los valores deben dirigir los movimientos de la marca para que cualquier paso adelante no esté dado en balde, sino para que construya significado de manera coherente y consistente en todos los puntos de contacto y dé respuesta a su propuesta de valor.
No tendría sentido, volviendo al ejemplo, que Patagonia innovara en tejidos a costa del medioambiente o que Dove de repente comenzase a actuar basándose en estereotipos y clichés sobre la belleza femenina. De ser así, estarían dañando considerablemente su marca.
En este contexto, por lo tanto, podemos decir que para una marca, limitless significa ser fiel a sí misma. Porque de este modo, siempre que innove podrá crear un territorio único, diferencial y relevante para ella en el que encontrar un amplio abanico de posibilidades y oportunidades para avanzar. Porque una marca debe entender que no es solo lo que es hoy, sino también lo que puede ser mañana. Porque así, será una marca limitless. Porque así, será una marca fuerte.