En un post anterior empezamos a explorar las tendencias que definen el actual diseño de espacios comerciales. Todas ellas comparten un objetivo: transmitir a las personas las historias, filosofías, valores y responsabilidades de las empresas.
Tal y como comentamos, mediante técnicas y recursos como el uso de la luz y el color, el diseño del mobiliario, etcétera, las marcas convierten sus valores en elementos tangibles, a la vez que despiertan en sus clientes emociones que hacen de su experiencia de compra algo memorable. Hoy seguiremos hablando de algunas de las tendencias de este fenómeno.
“Es de vital importancia que las marcas configuren su propio patrón de reconocimiento a través de elementos tangibles, como la luz, el color, las formas”
Hay marcas que transmiten emociones ofreciendo a sus clientes auténticas experiencias inmersivas. Cuando las personas entran en sus tiendas, dejan atrás el “mundo real” y se trasladan directamente al mundo de la marca. Es un recurso utilizado por marcas como Disney, Lego, o Alfred Dunhill, entre otras, que cuentan con un imaginario elevado.
Actualmente uno de los valores más apreciados por los consumidores es la glocalización, que significa la mezcla de la universalidad del mundo actual y las tendencias más locales. Actualmente son muchas las marcas que buscan conseguir mayor cercanía con sus clientes a través de ello, implantando en las tiendas elementos locales y con los que el público de la zona se sienta identificado. Esta tendencia la encontramos muy desarrollada en Berlín, donde la gran mayoría de puntos de venta incluyen elementos, símbolos o grafismos propios de la ciudad.
Recuperar elementos del pasado, reciclar, dar una segunda vida a objetos que parecían haber quedado en desuso… ¡está de moda! Es por ello que muchas firmas utilizan esta técnica para ambientar sus tiendas. Si no, que se lo digan a la firma de ropa que casi todos conocemos, All Saints, que ha utilizado antiguas máquinas de coser como motivos decorativos para sus escaparates, así como antiguas máquinas de planchar como muebles expositores.
Una técnica que, además, está al alcance de todos las marcas, no sólo de las grandes. ¿Quién no ha visto tiendas decoradas con palés y cajas de verdura recicladas?
Por último, algunas marcas impactan en sus consumidores con grandes declaraciones de intenciones, empleando elementos arriesgados y sorprendentes, disruptivos, que causan una impresión duradera en la memoria de sus clientes. Os dejo con un par de ejemplos: un escaparte de Mini, y el interior de una tienda Desigual, cuyo concepto es “La vida es chula”.
En definitiva, los elementos visuales son muy poderosos. A través de los símbolos, las marcas pueden desatar emociones en sus consumidores. Cuando se trata de implantar una idea en la mente del consumidor, una imagen es más eficaz que las propias palabras. Por ello, es de vital importancia que las marcas configuren su propio patrón de reconocimiento a través de elementos tangibles, como la luz, el color, las formas… ¿Qué mejor lugar para ello que las tiendas?