Las faldas no son cosas de chicas. Este podría ser el resumen más frívolo y superficial de lo que significa el movimiento Ungendered. Pero es mucho más que eso. Es una nueva manera de entender nuestra sociedad y las marcas no podían dejar pasar por alto este cambio.
Pero vamos a adentrarnos, a través de diferentes ejemplos, en un tema que va más allá de tendencias y que pone el foco en uno de los rasgos más significativo de nuestra sociedad. Desde que nacemos ya estamos definidos hacia un lado u otro de nuestro género (quién no ha tenido su cuarto de pequeño perfectamente pintado de rosa o azul, o cuántas de nosotras hemos “sufrido” de bebés la perforación de nuestras orejas para llevar unos pendientes monísimos y así diferenciarnos de los bebés-niño de un simple vistazo).
¿Y si imaginamos un mundo sin distinción de géneros ni sexos? Desde un tiempo a esta parte, sobre todo estos dos últimos años, la línea que nos separa a hombres y mujeres es cada vez más delgada. Se está acabando con ese concepto que nos dice en qué lado debemos estar y qué papel nos definirá el resto de nuestras vidas.
Las marcas lo saben y si quieren acercarse a un público más diverso tienen que ponerse las pilas y ser cada vez más abiertos de mente en cuanto a sexo y género se refiere. Dejamos varios ejemplos de cómo las marcas han tratado esta tendencia, reflexionando sobre los aciertos y errores de sus iniciativas.
Facebook es un ejemplo de empresa progresista en materia de género: nos ofrece hasta 58 opciones a la hora de crear nuestro perfil, que van desde fluidos (personas que se sienten atraídas por un sexo u otro y que a su vez se identifican como hombre o mujer según les venga en gana) hasta andróginos. Una clara iniciativa que intenta plasmar en nuestra vida digital lo diversa que es la sexualidad humana.
Donde más ejemplos encontramos es en el mundo de la moda. Es el sector más ruidoso en cuanto a dar visibilidad a esta tendencia Ungendered, en lanzarse a romper con las barreras de género y las primeras en crear líneas de ropa que no entienden de sexos. Dejamos varios ejemplos de cómo las marcas han tratado esta tendencia, reflexionando sobre sus aciertos y errores.
Los almacenes Selfridges de Londres han reservado tres plantas de sus instalaciones para lanzar una colección sin género ni sexo: Agender. Una gran puesta de escena que ha contado con su propio fashion-film donde podemos ver prendas de varios estilos y colores que sientan muy bien tanto a ellos como a ellas.
https://www.youtube.com/watch?v=_9rPiexwJJA
En España tenemos dos ejemplos más. Por un lado nos encontramos con una campaña de David Delfín, diseñador español con muchos años de experiencia dentro de la moda más andrógina, que firma un proyecto reivindicativo con una ONG que denuncia a los países donde las mujeres tienen prohibido pasear solas por la calle o conducir. David Delfín “las disfraza” de hombres para hacerlas sentir más libres y seguras con su género dentro de países de mentalidad machista.
https://www.youtube.com/watch?v=U0WmpXR3hEo
Pero no todo el mundo se adaptó e hizo suya la tendencia Ungerened. El caso de Zara es especialmente llamativo. La pasada primavera lanzó un colección de ropa única que pretendía acercarse a hombre y mujeres sin distinción. Como resultado presentó una línea anodina de prendas, que no pasaban del gris y el negro. Un estilo aburrido que más que una reivindicación del no-género parece más un “uniforme” de una sociedad distópica al estilo 1984.
Por eso pensamos que a veces una tendencia, si no se entiende bien ni se enfoca de forma adecuada, puede hacer patinar a una marca. Un error que puede debilitar a una #marcafuerte que a lo largo de décadas ha construido un posicionamiento que está en la mente de los consumidores.
Más allá de todo esto, nosotros apostamos por esta tendencia que rompe barreras y que lucha por una sociedad más igualitaria e inclusiva.